
¿Qué es la alopecia nerviosa o caída de pelo por estrés?
Si cuando te duchas una bola de pelos bloquea el sumidero, si al peinarte un mechón de cabellos se queda entre los dientes del cepillo, si cuando barres la escoba arrastra mucho pelo, debes empezar a preocuparte. Todas estas son señales que indican una notable pérdida de cabellos producto de alopecia nerviosa o caída de pelo por estrés.
Los médicos han probado que cuando se presenta un cuadro de estrés puede ocasionarse una intensa caída de cabello que es llamada efluvio felógeno. Se observa en la persona de manera llamativa, pero es recuperable una vez que pase el episodio estresante.
Generalmente se desprende el folículo piloso, pero no te preocupes siempre vuelve a nacer otro folículo. En este artículo te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre la alopecia nerviosa
¿Qué es la alopecia nerviosa?
Este tipo de alopecia es ocasionada por momentos de estrés o ansiedad. Cuando se tiene el pico más alto de estrés, la caída del cabello aumenta de manera considerable. Si se tiene conocimiento de esta situación es recomendable acudir a un especialista que sepa indicarnos cómo parar la situación y hacer que la caída del cabello deje de avanzar progresivamente.
Cuando se tienen momentos de estrés el organismo genera cortisol, una hormona que produce sentimientos de malestar que a su vez afectan el organismo físicamente provocando la pérdida de cabello, entre otros síntomas.
Generalmente esta situación es reversible, aunque si no se trata a tiempo puede ser todo lo contrario. Por esa razón se debe acudir a un profesional en salud capilar que indique que es lo mejor para el cabello y a su vez acudir con un especialista en salud mental para atacar el problema principal que es el estrés.
¿Cómo afecta el estrés al cabello?
Existe una relación directa entre el estrés y la salud del cabello, el cortisol en niveles muy altos es capaz de afectar la salud capilar. Esto hace que la calidad del cabello empeore, afectando cómo se ve el pelo.
Además de la pérdida de cabello ¿qué puede provocar un alto nivel de estrés? Aquí encontrarás la relación entre el estrés y la caída del cabello:
Caída capilar
Ante un cuadro de estrés atípico es posible que aparezca la pérdida de cabello o su debilitamiento, esto es conocido médicamente como alopecia nerviosa.
Se trata de un tipo de alopecia reversible, aunque en algunas ocasiones se puede agravar. Es importante buscar a un especialista que identifique qué tipo de alopecia se tiene para tratarla de inmediato.
Si la alopecia que presentas es irreversible, busca el mejor especialista en cirugía capilar que te demuestre todas las opciones que existen en la actualidad, incluido el injerto capilar. Actualmente el injerto capilar es la única manera de recuperar el cabello en aquellas zonas donde se ha perdido de forma irreversible, suele ser un tratamiento sencillo y efectivo.
Grasa en el cabello
El estrés en niveles muy altos también puede alterar la salud del cuero cabelludo, uno de ellos es estimulando o sobre estimulando la producción de grasa en las glándulas encargadas de dicha función. Este síntoma no es muy común, pero puede ocurrir, y causa la descamación en el cuero cabelludo, caspa, mal olor así como la pérdida de cabellos en caso de que sea muy fuerte o de que no sea tratada.
Descamación y caspa
Por si no lo sabías el estrés provoca una mayor aparición de caspa y la descamación del cuero cabelludo, aunque esto ocurra con menor frecuencia que la caída capilar. Aunque también está descamación puede ocurrir por una dermatitis seborreica, que puede aparecer precisamente en momentos de mucho estrés o ansiedad. Ocasionando la aparición de caspa.
Lo mejor es buscar un especialista, que sería un dermatólogo especialista en tricología para que realice un diagnóstico y pueda identificar qué tipo de dermatitis se tiene o si se trata de otra situación que ha causado descamación en el cuero cabelludo.
Tratamientos para la caída del cabello asociada al estrés
¿Reducir el estrés es clave para frenar la caída del cabello?
Ciertamente reducir el estrés es clave para frenar la pérdida del cabello en aquellos casos en los que la causa de la alopecia sea el estrés. Pero nunca estará de más aplicar tratamientos simultáneos para fortalecer los cabellos y reparar los daños causados por el periodo de estrés.
Buenos hábitos
El ritmo de vida influye mucho en el estado del cabello y, en el caso de la alopecia nerviosa, todavía es más importante cuidar cómo se ve el pelo. Por esa razón, se debe llevar un estilo de vida saludable para prevenir que el cabello se caiga.
Es importante que se lleve una dieta rica en nutrientes esenciales que aporte todo lo que el cuerpo necesite para el mejor funcionamiento. Al igual que el estrés interviene en cómo se ve el cabello, también hay una relación directa entre la alimentación y el cabello que puede propiciar un mejor o peor estado del mismo.
Sigue una dieta equilibrada
Los expertos en nutrición coinciden en que seguir una dieta equilibrada es fundamental para la salud del cabello. Si eres vegano o vegetariano, debes verificar que el organismo esté obteniendo la suficiente cantidad de vitaminas y minerales como el hierro, la vitamina D o el zinc, que son necesarios para mantener la buena salud del cabello.
Para complementar se puede reforzar con un buen suplemento que contenga las vitaminas que necesita el cabello como el zinc, biotina, hierro y AminoMar C.
Fármacos para la caída del cabello
En la actualidad existen medicamentos más extensos para evitar la caída del cabello entre ellos están el uso de Finasteride o Minoxidil. Estos tratamientos tienen estudios que avalan los efectos en el cabello y que ayudan a evitar la miniaturización y caída del cabello.
Para iniciar este tratamiento es necesario buscar a un experto en tricología que indique si es adecuado para atacar la pérdida de cabello que estés presentando. Estos fármacos requieren una receta médica para poder empezar el tratamiento.
Finalmente, luego de conocer qué es la alopecia nerviosa y qué la causa, es importante un abordaje psicológico que ayude a quitarse la culpa de sentirse responsable del origen de su enfermedad, siempre tratando de reducir el impacto emocional que desarrolle cuando se presenta esta patología.